Debido al desprecio que sentía por la sangre maldita que le recorría las venas, Jin Kazama trató de poner fin a su diabólico linaje.
Tras unir fuerzas con Lars Alexandersson, ambos se prepararon para dar comienzo a la Operación Rayo, un plan para eliminar al otro portador del gen diabólico, Kazuya Mishima.
Tiempo atrás, Jin sumió el mundo en el caos en su intento de resucitar a Azazel, el progenitor del gen diabólico.
Su propósito, entonces, era el de vencer a Azazel de una vez por todas para librar al mundo de la maldición del diablo, aunque tuviera que dar la vida por ello.
Así pues, Jin consiguió derrotar a Azazel; no obstante, acabó perdiendo la consciencia y volvió a quedar sumido en un profundo letargo.
En su ausencia, la Corporación G, bajo el mando de Kazuya, logró hacerse con el control del planeta empleando la fuerza.
Unos meses más tarde, Jin por fin recuperó el sentido. La letal contienda que había mantenido con Azazel le había enseñado a controlar su poder demoníaco interior.
Jin juró acabar con el reinado de terror de Kazuya para redimirse por la guerra y toda la destrucción que había causado.
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