En lo que se refiere a géneros, cada persona realiza su propia interpretación de lo que un género determinado significa o qué se debe esperar de él. El enfoque de la industria musical ha sido desarrollar nuevos géneros que describan con mayor precisión la música; de ahí que existan géneros como el deep filthstep y el brutal deathcore. En el caso de las películas, se ha preferido conservar términos más sencillos como acción, thriller, romántico o el clásico drama en la sala de un juzgado europeo protagonizado por un personaje femenino con carácter.
Parece que los géneros de los juegos se encuentran a caballo entre la música y el cine, con una lista de subgéneros que sigue creciendo a medida que se desarrolla la ambición de la industria. Vamos a tomar como ejemplo uno de mis últimos favoritos: Thumper. La opción más simple hubiese sido describirlo como un juego «de música» o «de acción y ritmo». La gente conoce estos géneros, así que pueden hacerse una idea general sobre qué esperar. El problema es que con esta elección de palabras no se transmite la experiencia de la misma manera que con sustantivos como «ritmo y violencia». En mi opinión, la dificultad a la hora de clasificar un juego es una señal positiva de la evolución continua de la industria y, si vas a levantarte y decirle a la gente «¡mirad cómo mola este nuevo género que hemos creado!», ¡querrás hacerlo bien! Al principio, cuando intentábamos describir Little Nightmares, no hacíamos más que trabarnos y balbucear intentando indagar en el asunto del género:
«A ver, es como un juego de aventura, bonito, mono, pero oscuro e inmundo, con elementos de plataformas, pero más evocador... Ah, ¡también tiene un montón de elementos de exploración y algo de terror!».
Con una descripción tan sucinta de nuestra visión, ¿cómo nos iban a decir que no en Bandai? Aun así, teníamos que pensar en algo, y al final decidimos referirnos a Little Nightmares como un juego de «aventura-suspense»; una combinación de dos géneros muy conocidos que ya se acercaban más a la experiencia general, pero sin recurrir a elementos extravagantes y exclusivos, como Grimehouse DollSplat Funcore.
Aunque, ahora que lo pongo por escrito...
La cosa es que, desde el principio, sabíamos que Little Nightmares iba a ser un género atípico. Había muchas cosas (y muy diferentes) que queríamos que experimentase el jugador, por lo que decir que era un juego de plataformas, de aventuras o de terror, implicaría excluir demasiada información. Por eso decidimos apostar por un género inexistente que, con un poco de suerte, dejase menos por el camino.
¿Misión cumplida? Más o menos.
Digamos que, por mucho que intentamos e insistimos en que no es un juego de terror, así es como lo ve la gente. ¿Tienen razón? Bueno... ¡Más o menos!
Está claro que hay elementos de terror en el juego: el chef, la atmósfera siniestra, el exceso de carne por todas partes, etc., pero si nosotros mismos nos hubiésemos referido al juego como «de terror», la gente esperaría precisamente eso: un juego de terror. Un lugar en el que los zombis, los demonios, la violencia y el gore vuelan libremente por el escenario. El objetivo que perseguía Little Nightmares era dar con algo diferente, que se sintiese de forma distinta.
Little Nightmares es una exploración oscura de la infancia. Con esto me refiero a que hemos tomado los elementos principales de las experiencias de la niñez (como la soledad, la vulnerabilidad, la jovialidad, la aventura, el miedo y el surrealismo) y las hemos retorcido hasta distorsionarlas; las hemos amplificado para que resulten novedosas y sorprendentes. Se trata de un enfoque presente en todo lo que ves. En las Fauces y todo lo que hay en su interior existe alguna conexión con la realidad. Todos los elementos están presentes con el fin de reflejar esa sensación de cautiverio, de estar preso en un mundo que no te pertenece.
Vale, reconozco que la última frase no ayuda a convencerte de que Little Nightmares no es un festín de miseria y opresión. A ver si soy capaz de explicarlo mejor...
Ser niño es algo raro. Creo que es muy complicado reflejar ese proceso en cualquier grado de perspectiva porque, a pesar de que mi madre diga lo contrario, ¡ya soy mayorcito! Los recuerdos de la infancia no son fiables porque los remezclamos con el tiempo, a través de fotos o de buenas historias y anécdotas. En su lugar, acabamos con pequeños fragmentos que una vez formaron una sola imagen, pero ahora son segmentos muy diferentes dentro del «espectro buen/mal recuerdo».
Por ejemplo, una vez un hombre mayor me agarró del cuello porque pensaba que estaba destrozando una cabina telefónica y fue aterrador, pero también recuerdo el día en que me pasé horas brincando por el jardín de casa con mis nuevos calcetines térmicos solo porque los notaba «mulliditos». Un buen recuerdo, un mal recuerdo, pero ambos guardados en el baúl con la etiqueta «niño».
Lo que quiero decir, creo, es que los niños son vulnerables en malas situaciones, pero siempre están dispuestos a darle una oportunidad a los buenos momentos. Para mí, eso es lo mejor de que la protagonista sea una niña: ¡los niños siempre encuentran la manera de divertirse y hacer travesuras sin importar dónde estén o con quién! No tenemos que justificar nuestros momentos de diversión en Las Fauces porque resultan algo muy natural.
Aunque hay muchos horrores esperando en Little Nightmares, también hay muchas alegrías a la vuelta de la esquina y un montón de cosas entre medias. El mundo de Six puede parecer grotesco, un lugar aterrador, ¡pero eso no significa que no pueda divertirse un poco!
